John ThompsonSu intervención se centró en la evolución de los medios informativos y cómo ésta ha trazado un nuevo panorama para la visibilidad de las relaciones personales, el intercambio simbólico entre comunidades y la manera en que el ejercicio de los políticos queda expuesto para bien y para mal.
A partir de una descripción histórica, Thompson cuestionó el modo en que las relaciones personales generan lo visible. Según el académico, desde los tiempos anteriores a la creación de la imprenta, los sujetos interactuaban cara a cara, llevando la visibilidad a terrenos cotidianos, perceptibles al sentido de la vista. De ese modo el flujo de símbolos se producía en el presente, en un espacio y tiempo común dentro de la comunidad. Sin embargo, el advenimiento de los medios de información liberó a la visibilidad situada, transformándola una visibilidad mediatizada, en donde cada sujeto puede ver al otro, pero no a través de una relación de co-presencia. Por ejemplo, a través de Internet o la televisión podemos observar el modo en que se comportan, viven o sufren otros sujetos de otras localidades del planeta, sin necesariamente pertenecer al mismo espacio o tiempo.
Por lo anterior, las relaciones políticas y de poder también se verían modificadas. Ante esto, el experto señala que el proceso histórico es similar para la vida política: anterior a la imprenta, las autoridades o los sujetos que ejercían cargos de poder debían interactuar con la población a modo de afianzar sus dominios o hegemonías. La visibilidad política, entonces, se fundaba en el contacto directo. Según Thompson, el desarrollo de los medios masivos hace que los políticos se desprendan de la visibilidad pública para generar, a través de estrategias comunicacionales, sus propias autoimágenes desde la distancia. Este nuevo escenario traería consigo el establecimiento de la intimidad mediatizada de la vida política, un fenómeno no exento de riesgos.
Para John Thompson la nueva visibilidad de la esfera política es un arma de doble filo, pues puede facilitar el camino a las autoridades a la hora de difundir información o afianzar sus carreras, pese al peligro latente de malas jugadas. Una de ellas serían los escándalos, conflictos comunes dentro de la historia de la política, pero que en el contexto descrito anteriormente pueden significar la destrucción de una figura pública. En ese nivel, ciertos recursos no renovables como la confianza y el respeto, operan en un limbo que, según el docente, debe ser resguardado. “Esta protección no debe ser un interés superficial de las autoridades por asegurar que sus imágenes públicas se vean afectadas; tal custodia apela a que la ciudadanía no se aparte de los procesos políticos vitales para mantener las sociedades modernas que conocemos”.