En su presentación, el intelectual argentino explicó que el relato colonizador –construido en Europa a partir del siglo XVI y respaldado por la expansión de los grandes imperios a América y África- ha enfrentado respuestas sociales que definen el fenómeno del descolonialismo como un proceso que apela al desenganche y a la pluriversidad. Al mismo tiempo, se refirió a la desobediencia epistémica como aquella desarticulación del discurso imperialista, no sólo en términos civiles (expresado en las manifestaciones urbanas de las minorías sexuales o étnicas), sino en contra de la narración dominante; es decir, aquella postura que tensiona, crítica y resiste las formas de pensamiento y organización que la cultura europea ha impuesto en resto del mundo.